Plaguicidas prohibidos en México: el fin de una era tóxica

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El 3 de septiembre de 2025, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) emitió un decreto presidencial que prohíbe 35 plaguicidas considerados peligrosos para la salud humana, los ecosistemas y la actividad agrícola en México  . A pesar de la gravedad de la medida, algunos de estos productos siguen vendiéndose y utilizándose en el campo, alertando sobre un incumplimiento que debe atenderse con urgencia.

Lista oficial de plaguicidas prohibidos

Entre los activos vetados por el decreto se encuentran sustancias peligrosas como:

  1. 2,4-DB
  2. Alaclor
  3. Aldicarb
  4. Azafenidina
  5. Azinfos metílico
  6. Azocyclotin
  7. Bioresmetrina
  8. Bromuconazol
  9. Captafol
  10. Carbofurano
  11. Carbosulfan
  12. Clordano
  13. Clorpirifos-metil
  14. DDT
  15. Diclofop metil
  16. Dinocap
  17. Dinoseb
  18. Disulfoton
  19. Edifenfos
  20. Endosulfan
  21. Fenarimol
  22. Fenitrotion
  23. Fention
  24. Fentoato
  25. Flusilazol
  26. Fosfamidon
  27. Hexaclorociclohexano
  28. Hexaflumuron
  29. Lindano
  30. Metidation
  31. Óxido de fenbutatin
  32. Paratión etil
  33. Quinalfos
  34. Resmetrina
  35. Triclorfon

De estas, 13 ya estaban previamente prohibidas para importación entre el 2000 y el 2019, pero pasaron por alto restricciones en su elaboración, venta o uso en México  .

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Un problema que trasciende la ley

La medida llega ante una preocupación evidente: 20 de estos plaguicidas están vinculados a la muerte masiva de abejas, un problema ecológico y agronómico de alto impacto. Sin embargo, la prohibición no es total: otros cuatro ingredientes activos —fipronil, imidacloprid, tiametoxam y deltametrina— no fueron vetados, pero serán regulados mediante un sistema de venta controlada como parte de la Estrategia Nacional para la Reducción y Uso Adecuado de Plaguicidas  .

Además, se elaboró una lista adicional de 20 plaguicidas preocupantes, ampliamente discutidos en medios de comunicación, aunque no incluidos en el decreto. Entre ellos están: glifosato, paraquat, fipronil, malatión, paraquat, metomilo, entre otros  .

Desafíos y reflexiones

1. El impacto real de la prohibición

Aunque la decisión legal supone un avance incuestionable en materia sanitaria y ambiental, su eficacia depende de que se cumpla en el campo. La persistencia de estos plaguicidas en el mercado pone en riesgo al consumidor, al ecosistema y a los productores.

2. ¿Qué sigue para los activos regulados?

Si bien fipronil, imidacloprid, tiametoxam y deltametrina no fueron prohibidos, el enfoque de venta controlada implica regulación y capacitación técnica para su uso adecuado. El reto será fiscalizar su distribución y educar al sector agrícola en prácticas más seguras.

3. Es esencial una aplicación efectiva

La prohibición limita el uso, pero también requiere de estrategias de transición, como:

  • Capacitación para uso alternativo de productos menos nocivos
  • Sistemas de monitoreo y vigilancia tanto en mercados como en cultivos
  • Fortalecer la industria nacional de productos agrícolas seguros

4. El papel de los actores clave

Gobierno, agricultores, industria y sociedad civil deben coordinar acciones: desde fomentar la agroecología y sistemas biológicos hasta promover contingencias en caso de incumplimiento, multas y retiro de productos peligrosos.

El decreto del 3 de septiembre de 2025 representa un paso decisivo hacia una agricultura más segura y sustentable en México. Sin embargo, su éxito dependerá de la implementación práctica: normas claras, vigilancia efectiva y transición hacia alternativas menos tóxicas. La salud de los ecosistemas, particularmente de las abejas polinizadoras, y la seguridad de las comunidades rurales están en juego.

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